SINOPSIS

Pedro Roth pinta acostado en su cama, con marcadores de llamativos colores. Desde allí se abre un portal al mundo. Recorre museos, visita artistas, participa de una obra de teatro basada en su historia de inmigración. Su Hungría natal trae el holocausto, el asesinato de su padre, el exilio y su llegada a la argentina y al arte. La pandemia lo interrumpe todo. O no. Pedro se las arregla para dibujar un nuevo fin del mundo en su casa.

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COMENTARIO DEL DIRECTOR

La pandemia, como en todos los órdenes de la vida, cambió radicalmente los planes. Cuando la cuarentena fue decretada el 20 de marzo de 2020 en todo el país tomé la decisión de mudarme con mi viejo para garantizar el “normal” desenvolvimiento de su vida cotidiana, tratando de que cumpla el aislamiento. Sabía que a él, un tipo que suele ser muy activo, le iba a costar la idea de mantenerse encerrado en su casa. Se nos ocurrió invitar a Roberto Plate, amigo artista que reside habitualmente en París pero que estaba de visita en el país, a compartir el encierro. Antes de la llegada del coronavirus, Pedro se había obsesionado con la idea de armar un canal de Youtube para ir volcando sus reflexiones. Esta idea, que habíamos empezado tímidamente, tomó un importante impulso con la cuarentena y rápidamente Pedro se convirtió en una especie de youtuber octogenario. Fui registrando este proceso y también nuestra convivencia y vida diaria de pandemia. Fue un hermoso reencuentro con mi padre y su particular mirada del mundo y del arte. Como si fuéramos parte de El Decamerón, esperando que la peste pase, aprendimos a contarnos historias, a practicar distintos ritos y a combinar de las maneras más extrañas lo anológico con lo digital. De todos estos elementos surge Crónica de un arte fantástico.

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